Enigmatic Lady

LA EVOLUCIÓN

LA EVOLUCIÓN
¡Me encantó!

lunes, 27 de diciembre de 2010

Heredarás el viento - un clásico que no te podés perder

En los últimos días, estuve merodeando por el canal TCM y así me enteré del ciclo "los 50 clásicos que no te podés perder" que simplemente se reduce a la transmisión de cincuenta películas que, a criterio de TCM (o de Axel Kutchevatsky), son las que nadie puede dejar de ver.

El sábado pasado, enganché dos clásicos en consecutiva: una Top Gun (que según Tarantino, es la película más gay de la historia) y la otra Gremlins. De Top Gun pude rescatar una serie de escenas de aviones muy bien filmadas que se conjugan con una banda de sonido cautivante y explosiva. Más de una vez escuché chicos teniendo el deseo platónico de ser como Maverick y conquistar al sargento de turno, papel arrogado por la gigante Kelly McGillis, que le llevaba por lo menos una cabeza de altura a Tommy Boy. Me pregunto en este momento si no habría otra opción además de Kelly McGillis y Tommy Boy, que hacían una pareja bastante despareja en términos de centímetros. Igualmente, Schumacher logró escenas donde se pudo disimular la diferencia pero, como espectador, yo no me como esa galletita. Jaja. ¡Qué gracioso!

Por otro lado, Gremlins resultó desilusionante. Más allá del uso de robots (ampliamente superado por la animación computada una década más tarde), me di cuenta de que lo que me apega a esa película es simplemente la infancia. Cuando era chica me divertía con esos muñequitos y me fascinaba Gizmo. Todos querían un Gizmo en casa, es verdad. Pero las escenas de los gremlins propiamente dichos (porque antes de convertirse en criaturas feroces, se llamaban "mogwai") dejaban bastante que desear.

Esos clásicos ochentosos (ochenteros, en otros países) se mezclan con otros clásicos de mejor calibre como películas de Hitchcock o aquellas protagonizadas por John Wayne. No veo cómo Gremlins cayó en el chart.

Pobre Charles, fue un incomprendido
Pero un clásico que TCM dejó olvidado es Heredarás el viento. La trama es sencilla pero las discusiones que puede generar son numerosas: conflictos con la iglesia, el creacionismo vs. Darwin, la ciencia. Cuando la fé se pone en juego, mucho se arriesga. Pero lejos de tomar partido por la fé o por la ciencia, la película (que se basa en un caso real, luego llevado al teatro y posteriormente, al cine) trata de los estragos que causan la ignorancia y el fanatismo. Sin faltar el respeto a los creyentes, muestra cómo, al igual que en la época de la Inquisición pero con menor grado de violencia, los filigreses obstinados no pueden considerar la existencia de otra serie de eventos más que aquella detallada en la Biblia. Cabe aclarar que la ignorancia no se radica en la fé sino en la negación absoluta a incorporar otro tipo de conocimientos que pueda poner en juicio la fé. Me resulta tan pero tan interesante la temática. Se pueden sacar tantas conclusiones del hecho. Hablando de eso, el hecho en cuestión: un maestro de escuela superior en una localidad rural enseña la teoría de Darwin a sus alumnos, acto seguido: los padres lo denuncian porque una ley local prohíbe la enseñanza de toda teoría que entre en conflicto con el creacionismo. El maestro es arrestado y comienza el juicio. El fiscal de la corte: un experto en el evangelio candidato a presidente varias veces, un hombre que ama los discursos y dirigirse al pueblo, un hombre venerado y aplaudido en cada una de sus acotaciones más inteligentes. El defensor: un abogado de renombre en la ciudad, nunca perdió un caso, considerado un hijo del demonio. Desde el principio, toda acción es extremista. Lo interesante del caso es que ambos el fiscal y el defensor llevan una amistad de décadas, a pesar de sus opiniones encontradas, y una escena que vale oro los muestra sentados en un sillón en la entrada del hotelito donde se hospedaban y analizando, como dos amigos respetuosos, los caminos que los separaron. La escena es gloriosa.

Heredarás el viento, de Stanley Kramer con Spencer Tracy (1960)
Pero quizá lo más valioso de la película transcurre en el momento que se revela que el defensor no era un ateo, como se lo había tildado en un principio, sino un creyente que, lejos de obsesionarse con la palabra del Señor busca el equilibrio entre la fé y la ciencia de un modo objetivo y sumamente respetable.
Heredarás el viento tiene dos versiones cinematográficas conocidas. Una dirigida por Stanley Kramer en 1960 y protagonizada por Spencer Tracy, y el excelente remake del año 1999 con Jack Lemmon y George C. Scott donde se destaca la formidable actuación de ambos. Mi preferencia es la segunda, porque me fascina la dupla de actores, pero la primera versión la iguala en calidad.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

He vuelto

Mike's back, I'm back, who are you?
La verdad es que nunca me fui pero tuve un lapso de jaqueca muy grande que me mantuvo alejada de cualquier máquina. La cibernética me está haciendo pelota, en pocas palabras. La jaqueca se acompañó (esto de usar tercera persona me está limando el cerebro) de dolor en la cervical, molestias gástricas, mareos, náuseas. No, no estoy criando un retoño en mi cuerpo, no. Pero es horrible. La computación afecta! Pero me gusta tanto... ajajaja. Qué hacer sin esa herramienta maravillosa con la que aprendemos día a día? Hablo de Internet, claro.

Bueno, voy a abandonar mi lado más nerd para contarles que finalmente hice las correcciones que me pidieron. Simplemente, cambié el artículo por otro porque ningún artículo es reemplazable. Lo hice por la esperanza de poder escribir sobre lo que más me gusta: el cine y la música. No aceptar las reglas es vivir como una inadaptada pero para ser una inadaptada total, primero hay que haber pasado por un periodo de adaptación, al que "rejectamos" absolutamente pero que igual toleramos porque sabemos que dentro de unos años nos vamos a vivir al pie de una montaña a hacer lo que verdaderamente nos gusta. Así me postulo la vida. 

Ahora los dejo porque si continuo va a volver la jaqueca y más tarde tengo que trabajar de verdad. Tengo un pedazo de sandía en la heladera al que pienso aferrarme y luego, voy a dedicar lo que resta del día a pintar un oleo y comprar regalos de Navidad!

De paso, les deseo a todos una MUY FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO! Ayer, una compañera me dejó esta tarjetita via email y me gustó mucho así que la voy a compartir:

Qué groso, Bret! Ese crucifijo que se mueve me recuerda al Exorcista! Encima está haciendo la señal del "maliocchi"¿nos estaremos enfrentando con el verdadero exorcista del siglo XXI?

sábado, 18 de diciembre de 2010

ESTOY INDIGNADA! (en términos de objetividad)

Quienes alguna vez me leyeron, notarán que un artículo como el que publiqué sobre las mujeres y el calzado no es mi estilo de entrada para este blog. Lo que hice fue dar formato a una idea cualquiera para que sea publicada en una página de redactores freelance y me animé a usar los recursos de siempre que, a sabiendas, no califican para un artículo periodístico. Es verdad. Pero ¿hasta cuándo tengo desnaturalizar mi escritura para publicar algo? Por supuesto, el artículo fue devuelto para correcciones. Sugieren que mantenga la idea pero que lo reescriba (en definitiva, escribíte un artículo nuevo). He aquí algunos criterios para escribir artículos, según la página y cualquier otro medio de publicación:

  • El uso de primera persona está prohibido!!! Eso quiere decir que para hablar de experiencias personales tengo que decir "a uno le cuesta creer..." en vez de "me cuesta creer...", por ejemplo. Aun cuando se trate de un artículo de opinión tengo que borrar el "yo" de los pronombres, los verbos y cualquier otra clasificación de palabra que lo incluya. También está prohibida la segunda persona (o sea, tú o vos)

  • Prohíben el uso de puntos suspensivos para terminar una oración. La explicación que exponen es: termina bien la oración. Ok. Eso significa que si pusiste unos puntos suspensivos para crear un efecto de misterio (claro, qué misterio puede tener un artículo periodístico, ¿no?), tu artículo no sirve, ¡está mal! y punto, no hay discusión.

  • Hay que ser objetivos. Ok. Eso significa, al lector no le interesa tu opinión, ni tus reacciones frente a algo, ni nada de eso que tenga que ver con vos. Vos escribí pero no te incluyas de ninguna manera. 


  • Me gustó mucho la regla que dice: los artículos tienen que ser asépticos. Jajajjaa. Me encantó la palabra (en serio lo digo). Se refiere a que no quieren artículos favoritistas o partidarios de una corriente política o religiosa... es decir, se cuidan de que no publiques un artículo facho o racista, cosas por el estilo. Me parece bien porque, después de todo, eso se publica en la Web y los responsables por lo que se publique son ellos. Después, llueven demandas.

  • "Incluye una imagen que sea de derechos libres o una propia a tu artículo. No vale (palabras textuales) una imagen de Google". Ok. Además de periodista, querés que sea fotógrafo. ¿Qué imagen libre de derechos querés que consiga?

En fin, no tengo nada que reclamar a esta gente. Está muy bien lo que hace. Lo que hace es lo que se viene haciendo desde antaño. A mí me resulta aburrido y anticuado. En un pueblo que dignifica la libertad de expresión, ¿todavía existen estos tapujos inservibles para publicar? Juro que pensé que ya no había tantas restricciones. No soy periodista pero sé escribir, puedo hacer un artículo como lo piden pero no me gusta, no lo disfruto, para nada. Admiro al que puede disfrutar escribir un texto alejándose de toda subjetividad y que, aún así, puede hacer que el lector se sienta identificado. Pero, ya lo dije, no tengo nada que reclamar. La que se equivocó fui yo y me hago cargo. Sabía a qué me enfrentaba de antemano y aun así, me autoboicotée. De todas maneras, tal vez termine corrigiéndolo y publicando pero si lo hago, es con la esperanza de que algún día me acepten un artículo a mi estilo. Como quien quiere ser rockera pero hace pop para sacar algo de dinero y fama y luego poder hacer lo que se le cante. Eso es traición y acabo de traicionarme intentando hacer algo que no es para mí. Creo que sigo buscando gente ahí afuera que le guste lo que hago y que me ponga fichas. Sé lo que "quieren leer" y el "cómo quieren" que esté escrito, pero no comparto. Sí... por supuesto, a quién le importa que no comparta. Sólo quiero disfrutar escribiendo, sino no me sirve.

viernes, 17 de diciembre de 2010

LAS MUJERES Y LOS ZAPATOS

Peatonal Florida cuando el Santander todavía era Banco Río

Peatonal Florida, viernes 17 de diciembre, 2 AM. El sol pesa fuerte sobre el asfalto. La luz quema y agobia a un desfile de trajes, soleras, carteras y anteojos de sol que se chocan entre sí, buscando un espacio propio. Si me detengo en medio de la peatonal y cierro los ojos, voy a escuchar los automóviles pasar, alguien que toca bocina, el ronroneo de un colectivo. Pero si pongo más atención a los sonidos que están por debajo, me voy a percatar de un relojito que marca constantemente el andar de cada persona. Puede sonar fuerte o suave, hueco o sólido, chirriante o almidonado y todos esos sonidos varían en intensidad. Abro los ojos y frente a mí, una tienda ofrece calzados en oferta. Los hay de todos los modelos, materiales, colores y precios. Desde veinte pesos, se puede adquirir unas chatitas en rosa, celeste o amarillo. Por treinta, unas alpargatas de lona en rojo o verde. Para terminar con la ronda de ofertas, por un precio que oscila entre cuarenta y sesenta pesos, se consiguen todo tipo de sandalias en plateado, dorado, blanco o negro, con o sin taco, o plataforma, para las que no soportan balancearse sobre una base tan estrecha. Teniendo en cuenta las fechas que se aproximan, las mujeres se conglomeran como locas en la tienda buscando el par perfecto y tratando de gastar lo menos posible. Pero, ¿cuáles son sus preferencias?


Frente al amplio abanico que se despliega en cuanto a las posibilidades de calzado femenino, podemos distinguir tres tipos de mujer: las que aman los zapatos y no pueden vivir sin ellos, las que los odian y prefieren zapatillas y aquellas que simplemente se adaptan a todo. Para quienes la buena presencia es un requisito laboral, no cabe otra opción que vestir zapato. Algunas están contentas con eso. Pero, a menudo, me cruzo con quejas tales como "no puedo esperar a llegar a casa para sacarme esta porquería", "no puedo más de los pies" o, simplemente, los zapatos yacen tristes debajo del escritorio, abandonados por la dueña durante la jornada. Aun habiendo comprado un calzado cómodo, esas mujeres no toleran el taco, pór más mínimo que sea.


Recuerdo la película "Mira quien habla" donde la protagonista viaja al trabajo con trajecito y zapatillas y se las cambia cuando llega a la oficina. Es una buena alternativa para quien no tiene vergüenza de andar así vestida por la calle. Sin ir más lejos, cito un ejemplo de la televisión local: en los primeros capítulos de la comedia "La Lola", el protagonista (metido dentro del cuerpo de mujer que se vio obligado a usar) experimentó el dolor en los pies cuando se subió a los tacones y estuvo días en pena sin poder acostumbrarse. Ambas escenas ilustran ese tipo de mujer que no sólo desepera cuando se ve atada a los tacos sino que jamás se acostumbrarían a ellos y siempre que pueden usar zapatillas, lo hacen, hasta para ir a una fiesta.

Florida en los años treinta
 "Yo no puedo vivir con zapatillas," me dice una compañera de trabajo que vino de comprarse un par en dorado.  "Me hacen el pie grande, pero éstas, igual, me gustaron". Del otro lado de la vidriera, se encuentran las chicas "pro-taco" que pueden comprarse, sin vacilar, unos groseros ejemplares al estilo "Lady Gaga" y andar con ellos hasta para ir al supermercado. Conformes a un fetichismo tal como el de Carrie Bradshaw por sus Manolo Blahnik (entre otros labels) esas mujeres no pueden imaginar su persona desligada de los centímetros que la despegan del suelo. Por razones de glamour, generar atracción o por simple preferencia, ellas andan caminando alto por la vida como perro con dos colas. Confieso que tengo unas plataformas y me resulta tremendamente divertido ver el mundo diez centímetros más alto. De repente, como por arte de magia, voy a abrir la puerta y tengo que encorvarme un poco para alcanzar la cerradura, estoy paseando con mi novio y ¡sólo estoy a unos centímetros de su oreja! Se siente como Alicia en el País de las Maravillas. Pero esa hermosa visión infantil culmina abruptamente con unas llagas al costado del dedo gordo del pie. Por mucho que me esfuerce, los zapatos nunca serán mi preferencia.

Pero si de tolerar el calzado se trata, no podemos quejarnos. En la antigüedad, las mujeres en China se deformaban los pies deliberadamente para que cupieran en los muy pequeños y adornados zapatos de loto, que llegaban a medir tan sólo nueve centímetros de largo. Un pie pequeño agregaba más valor a su persona y era admirado entre la población masculina. Los hombres obligaban a sus mujeres a usarlos porque pensaban que de esa manera, no desarrollarían su capacidad intelectual.

Afortunadamente, los tiempos cambiaron y podemos estar agradecidas de elegir el calzado que más cómodo nos resulte. Aunque a veces tengamos que invertir más para nuestra comodidad, siempre hay colores que combinan mejor con nuestras opciones de vestimenta. Un zapato que nos hace doler se nota en la cara de quien lo viste y eso, hay que intentar evitarlo. Cuando impere la obligación de usarlos, busquen alternativas y no se quejen: recuerden cuánto sufrieron las mujeres con sus zapatos de loto.

jueves, 16 de diciembre de 2010

AL DISTRITO FEDERAL, POR FAVOR

Era un viaje largo, pero se nos hizo corto. Con destino Ciudad de México, nos embarcamos con la Rubia Aleonada en un vuelo que no transcurrió por aire sino por tierra. Mientras el aeroplano avanzaba con velocidad por la ruta ancha, los camiones sin conductor que pasaban por al lado saludaban haciendo sonar la bocina. La Rubia ocupaba la ventanilla y señalaba un acoplado color coral que andaba a fuerza de imaginación.
Tenía la ilusión de ver a Karlita, y a su familia, y a sus amigos. También, quería que la Rubia la conociera. Sabía que iban a ser dos días en el DF y otros tres días en alguna otra ciudad. Estadía corta para tan largo viaje. Recordé haber hablado con Él y decirle que eran sólo cinco días, recordé haberlo abrazado mucho y sentí que lo extrañaba.


Al cabo de unas horas, el avión se detiene (no aterriza porque va por ruta) e imagino que estamos en algún país de Centroamérica, tal vez limítrofe, pero no podía precisarlo porque sólo estábamos en el aeropuerto. Habia que desembarcar y esperar una hora hasta que retome el "vuelo". El aeropuerto estaba lleno de gente. Alrededor, había vegetación. Nos quedamos boludeando con la Rubia, mientras recorrimos la pista, con las mochilas al hombro. Extrañamente, cargaba en mis manos un par de zapatillas, una alpargata roja y otra blanca. Me preocupé por no encontrar el otro par de las alpargatas. Me puse a mirar el bolso y, de un momento a otro, la Rubia le estaba contando chistes a un grupo de gente local que la rodeaba y se reía. Aproveché para apoyar la mochila sobre el asfalto y buscar las alpargatas que me faltaban. En un momento, perdimos la noción de que teníamos que volver al avión. La Rubia se acerca y me pregunta: ¿está todo bien, negra?
-Che, ¿no hay que volver al avión?
-Y... no sé.

Sacarnos la duda no fue prioridad y seguimos caminando aunque mi voz interior repetía "deberíamos estar volviendo, deberíamos estar volviendo". ¿Viste cuando sabés que estás haciendo algo mal en el momento en que lo estás haciendo mal pero lo seguís haciendo mal porque... mmm... anteriormente creías estar en lo correcto y sos tan porfiada que no querés aceptar que te estás equivocando o porque, simplemente no te dan ganas de hacer las cosas bien? Bueno, eso pensaba mientras deambulábamos. Al cabo de unos minutos:
-Uh, vamos a perder el avión -dijo la Rubia y ahí nos preocupamos.
Empezamos a correr sin dirección alguna. Vimos gente subiendo la escalera hacia un Boeing pero no era el nuestro. Y seguíamos corriendo. La mochila se movía con el cuerpo y el contenido se agitaba dentro. Podía oir que eso sucedía mientras corría. Al final, no encontramos nada y perdimos el vuelo. Pero no estábamos seguras. Creíamos que por algún lado estaba ese maldito avión. Entramos al aeropuerto nuevamente y esperamos. En eso, entra Georgina apuradísima. Nos ve pero no se detiene.

-Me voy, me voy, me voy... me voy a Uruguay. Chau, chau, no las saludo porque pierdo el avión -y la vemos desaparecer por la manga.

La veo alejarse, me doy vuelta y ahí estaba Haydée, muy pituca, un poco más flaca y unos centímetros más alta, tal vez porque tenía tacos. El pelo lo tenía súper brillante y sedoso, más claro que de costumbre, irradiaba una luz muy linda. Tenía la cara iluminada y vestía un trajecito de chenille muy "Jackie O", con falda a cuadros y saco blanco. Me dice:

-Nos compramos un perrito y unas carteras, y estábamos muy contentos.


Salimos y descubrí, por la geografía del lugar, que ya estábamos en suelo mexicano. Me puse a mirar la ruta y había una parada de colectivo. Alguien me había dicho que el número 165 iba al DF pero estaba en el 45 e igual, pensaba que iba a llegar. Me senté al lado de una muchacha de pueblo y mientras el micro avanzaba por un campo con vacas, la chica balbuceó:

-A mí lo que me da miedo es lo de las vaquitas, la enfermedad de las vaquitas.

Pensaba que el virus de "la vaca loca" se transmitía por aire y no quería abrir la ventanilla por miedo a contagiarse. La Rubia iba colgada del pasamanos porque le molestaba sentarse en verano. Decía que le iba a transpirar el trasero. Ya estábamos llegando. Sabía que me reencontraría con Karlita y eso me aba mucha ilusión.

Si les gusta lo onírico, tienen que ver Paprika, un excelente largometraje animado donde los sueños se confunden con la realidad. Hagan un click AQUÍ para ver el trailer.

ACCIÓN CONSECUTIVA NO COHERENTE CON EL RESTO DEL RELATO:

Estoy en el avión con Mamá. El avión sí vuela. Estoy del lado de la ventanilla. Todas las persianas están bajas, menos la mía. No veo nada a través del vidrio, sólo la oscuridad de la noche sin luna ni estrellas. Mamá tenía el pelo enrulado.
Un niño muy muy pequeño anda suelto paseando por los pasillos. Mamá le habla con la voz afectada, más aguda, pensando que así suena más dulce y parece tener efecto en el nene, que se queda con las manos en la falda de Mamá y los ojos, fijos y risueños, la miraban. Por momentos, perdía la atención. En un momento, aparece la madre, muy simpática y se queda charlando con Mamá hasta que de repente, el nene le vomita la falda. FIN

martes, 14 de diciembre de 2010

RECOMENDADO: SCOTT PILGRIM VS. THE WORLD




WATCH THE TRAILER




La última noticia es que no se va a estrenar. Ya saben cómo conseguirlo...

TAMBIÉN LOS ADULTOS APRENDEN JUGANDO

 ACLARACIÓN: Sé que jugar es una forma de evadir la realidad, sé que es una manera de llenar huecos en mi vida, sé que puede ser una adicción, pero algo estoy aprendiendo.

¡Nunca me pasaría esto! Me encanta jugar

Muchos me dirían, con lógica, que pierdo mi precioso tiempo jugando. Es cierto, parte de mis días está ocupado por algún que otro juego. Pero también es cierto que me da mucha energía. Irónicamente, empezar el día jugando, me da ganas de salir a cumplir mis obligaciones. Cerrar el día jugando es una variante del "tecito" antes de ir a dormir. Hoy, jugando al Zuma's Revenge, me di cuenta de algo importante (además de que me niego a crecer como un adulto serio) y es que un juego que empiezo y me gusta es un juego que quiero terminar. En la vida, no tuve muchas ocasiones en que sintiera que quería terminar algo (más allá de un pullover o un saco): empecé una carrera, dejé, empecé otra carrera, dejé. Las únicas cosas que culminé las hice porque.... no tenía otra cosa más importante que hacer. Hablo del secundario, inglés, etc. No poder concluir/cerrar etapas me trajo numerosos traumas. Un ejemplo, en varias ocasiones tuve la pesadilla donde estoy en el secundario y que me quedaron materias por rendir (si ven Scott Pilgrim, un gran recomendado, lo van a ver más gráficamente).
Dejando los traumas de lado, jugar me motiva, me esfuerzo por pasar de nivel, estoy contenta cuando lo logro, si me cuesta pasarlo, me genera aun más interés en culminarlo. Todo eso debería pasarme en la vida no virtual. Lo espero con ansias mientras busco la forma de actuar más adecuada para mis intereses. La realidad es que me quiero "cebar de verdad" con algo. Todavía no sé qué, pero lo bueno es saber que puedo lograrlo.

Super Mario en 10 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=GCSlyxrctzQ . Para los que pasamos la infancia sin llegar al final.

A continuación, una lista de aprendizajes aprehendidos durante el juego:

  • Es necesario dar bien el primer paso para generar una concatenación de eventos favorables que motiven a uno a continuar.
Por "dar bien" no me refiero a una convicción absoluta sino empezar algo que al menos "cierre". Cuando reinicié esa carrera, sentí que estaba haciendo "lo correcto" (ya no pensaba que mis padres me querían ver recibida de algo como a los 18, esta vez lo hacía por mí). Aunque tres años más tarde me diera cuenta de que ya no me gustaba lo que hacía, lo importante era haber tomado la decisión de intentarlo. Durante esos tres años, le puse muchísima garra y aprendí muchísimo.
  • A veces conviene esperar.
Si el primer paso lo doy en falso y la concatenación no se genera, entonces me voy a amargar muy rápido y no voy a continuar. Puede que me guste, pero tal vez no sea el momento preciso para hacerlo. Entonces, sería más sabio esperar y hacer otra cosa en el interín.

  • Lo que nos motiva es ver que las cosas salen bien porque nos esforzamos para que así sea.
Si no me esfuerzo por conseguir lo que quiero y aun así salgo airosa en mi meta, voy a terminar perdiendo el respeto por lo que hago y, tarde o temprano, me voy a cansar. Si lo que hago me resulta un desafío constante, me voy a preocupar por salir airosa y cada logro va a incentivar más mis deseos de culminar esa obra, proyecto, idea, etc.

  • Si no hay esfuerzo, no hay pasión
Si empiezo un libro y no me gusta, lo abandono. Si empiezo un libro y me gusta pero es complejo, lo termino abandonando. Definitivamente, leer no es mi pasión porque no hago un gran esfuerzo. Es claro que me estoy perdiendo de mucha magia pero las cosas que realmente me despertaron la imaginación, las leí. Ahora, me dirán, pero vos pretendés que te lea y encima a veces escribís una biblia sobre un tema súper aburrido. Sí, no los puedo culpar. Eso se debe a que encontré una forma de exorcisar mis demonios a través de la escritura y no puedo parar de hacerlo. Por eso, tengo un blog. Es un vicio como el rock&roll, nennnnnna!


sábado, 11 de diciembre de 2010

EL MISTERIOSO CASO DEL EQUILIBRIO

No está bueno. Duele. Te hace llorar. Una escapada no es la solución. Experimenté la paz, pero así como llega se va. Es un "yo" batallando contra otro "yo". Uno puede ser prometedor, pero nadie lo sabe. El otro se queja -como una ama de casa que no hace nada por sí misma- por trivialidades, termina peleándose con quien se cruce y ya no recuerda cómo eran las cosas en la normalidad o si esa era la normalidad. La cuestión es que la vida perdió su encanto, esa pasión que nos seduce despiertos y dormidos no aparece, no brilla ni nos hace brillar. El resultado es sentirse una ameba, queda insensible, se hunde y muere. A la vez, uno mismo piensa: "pero qué pelotudez, hay que salir a buscar ese cambio ... " Y dale? Qué esperás? No quiero, la realidad es que quiero que llegue solo. La realidad es espantosa entonces.... espero que algo irreal me toque para subirme a ese tobogán y volver a caer... como una sonsa. Y eso es lo que siento... over and over again. Que todo se trata de subirse a un tobogán que uno ve como puente pero sólo cae y sigue cayendo. Soy víctima y victimario. Aunque prefiero pensar que soy mi propia asesina. Y así todo, sé que no es tan dramático el asunto pero ... ¿el masoquismo me hace bien? Qué se yo. Viene un momento horrible donde querés hundirte y ahora quiero eso, porque sé que la única manera de salir a flote es hundiéndome primero. Ese "meanwhile" es un grano en el culo para cualquiera que nos acompañe. Sí, perdón, pero no estoy en equilibrio conmigo, me es mucho más complicado lograr un equilibrio con los demás.

Me remite a dos historias: Primero, la de una mujer que luego de haber balanceado los elementos de su vida para sentirse realmente bien, tiene miedo de perder el equilibrio alcanzado por amor. Segundo, la de un hombre al que ya no le importa perder la vida porque consigue derrotar a su enemigo más cercano, que es él mismo. La primera historia termina con la mujer dándose cuenta de que parte de lograr ese equilibrio es perderlo parcialmente para amar. La segunda termina con el hombre hallándose en paz con el mundo luego de encontrar la paz consigo mismo. Eso me suena a historia vieja: alguna vez escuchamos "no puedo estar bien con nadie porque no logro estar bien conmigo". Estoy de acuerdo con eso pero ¿cuándo realmente voy a estar con mi otro extraño ser? Porque apenas siento que estoy bien con todos (incluyéndome), de repente me encuentro otra vez batallando con mi ser. Una persona que encuentra el "equilibrio", ¿lo encuentra definitivamente? ¿Es tan definitivo como un virus que no se desprende del cuerpo?

Lo que veo es que el equilibrio viene en tanto y en cuanto uno tengo un objetivo claro para su vida y se arroja hacia él como una fiera con tal de conseguirlo para siempre. Pero... ¿ya está? Cumplí mi objetivo, mi misión en la Tierra y punto?

A veces siento que no me dejo vivir.

sábado, 4 de diciembre de 2010

DESAPARECIDA DEL PLANETA

Gente del mundo:

He perdido comunicación con los humanos y circulo sobre ondas intergalácticas desconocidas. Non preocupare! Los individuos de aquí me tratan muy bien. Sólo espero volver a verlos algún día. Espero que se encuentren bien, que el stress no los inunde, que el coma de Cerati se convierta en punto de partida para una nueva existencia más acorde, más genuina. Escuchen NO LO SOPORTO (el 21 presentan nuevo disco en La Cigale, sobre 25 de Mayo): es increíble. "Seres de otro planeta... no se acerquen a la Tierra, quiero vivir con la esperanza de que haya alguien mejor", dicen, y comparto.

NO LO SOPORTO en la Nueva Cigale el 21 de diciembre, presentan tercer disco. ¡No se lo pierdan!

EL SILENCIO SUENA BIEN, EL SILENCIO ME HACE BIEN, EL SILENCIO...

jueves, 2 de diciembre de 2010

LOS BUENOS VS. LOS NO TAN BUENOS (asesinos y criminales exentos)

¡Qué lindo era Clark! El personaje es un prototipo de hombre que indudablemente conquista.

Si alguna vez vieron el clásico "Lo que el viento se llevó", podrán distinguir dos tipos de personajes en las parejas protagonistas. Por un lado, Melanie, la mujer buena (buena madre, buena amiga, buena esposa y querida por todos) que está casada con Ashley (hombre bueno, respetado, héroe de guerra); por otro lado, Scarlett (pícara, ventajera, seductora y caprichosa) y Rhett (ventajero, rudo, perspicaz, hábil para los negocios y de muy mala reputación). Los buenos y los "no tan buenos". Lo curioso es que Scarlett está enamorada de Ashley y Ashley siente atracción por ella de la misma manera que Darth Vader se siente atraido por el "lado oscuro". Pero, Scarlett y Ashley parecen dos personas talladas por un Dios distinto. Por naturaleza, él es un buen hombre y ella, una egoísta que cree tener todo a su favor. Se pueden deducir varias razones por las que una mujer como Scarlett busque el amor de un hombre como Ashley: porque sólo con un hombre bueno, Scarlett puede ser una buena persona; porque representa lo prohibido e imposible, porque Scarlett puede tener una fila de candidatos pero Ashley no está allí. En fin, un sinnúmero de inagotables razones que se asemejan a la realidad: cabe reconocer que todos nos sentimos alguna vez, de algún modo, atraídos por algo/alguien que nos parece imposible. Con ese manojo de deseos incontenibles, Scarlett acosa a Ashley, le ruega, le suplica que deje a la "insulsa" de Melanie, hasta se arrastra para pedirle que consuman su amor. Ashley se muestra dubitativo a lo largo de toda la historia pero, como diríamos, "algo no le cierra". Ashley no se reconoce en Scarlett pero sí en Melanie. Y Scarlett nunca entiende (hasta el final) lo distintos que son. Rhett, por su parte, convence a Scarlett de casarse, a fuerza de pulmón. Reconoce desde un principio que ambos son productos de una misma serie. Rhett se reconoce en Scarlett. Ella no puede ver nada de eso. Como dice el dicho: Dios los cría y ellos se juntan. ¿A qué voy con todo esto?
¡Qué grosa Melanie! ¡Firme con su bondad!

Comparando mi realidad (incluidos los atributos con los que nací, los que adquirí en el transcurso de mi crecimiento, lo que aspiro a ser pero "no me sale naturalmente") y la historia, me siento un poco Scarlett. Scarlett no busca ser mala pero, sin querer, hiere. Lo peor es que es sumamente capaz de hacer mucho daño pero no se da cuenta. Irónicamente, Melanie está siempre a su lado, velando por Scarlett, adorándola como si fuese su propia hermana pero Scarlett prefiere seguir pensando que ella es "insulsa" y no puede creer como a Ashley le puede gustar una mujer tan... ¿pasiva? No es hasta el final de la historia que Scarlett comprende que Melanie era realmente la buena persona que ella nunca pudo ser. Ese es el momento de quiebre: la transición de Scarlett. ¿Cómo una persona pudo ser tan buena con ella cuando ella la detestaba en silencio? Y Melanie era una mujer inteligente: prefería la paz frente a la guerra, prefería ayudar frente a negar colaboración, prefería acercarse con amor a cualquier persona frente a alejarse con odio. ¡Cuán chico se siente uno frente a esos ejemplos de persona! Pequeño, prepotente, malhechor, aborrecible y continúa el sinfin de adjetivos calificativos...  Esas personas pueden morir pero cada una de sus acciones sigue latente. Una vez que Scarlett se da cuenta de todo, decide perdonar a Ashley por haberlo buscado en clandestinidad tanto tiempo, decide buscar a Rhett para decirle que verdaderamente lo ama, decide tomar las riendas de su vida por fin y empezar a ser una mujer con ovarios. Pero... ¿ella cambia? O, ¿ su vida cambia? Es decir, que algunos eventos de la vida nos hagan razonar e incorporar nuevos
Ashley se va a la guerra... chiribín, chiribín, chin, chin
conceptos no significa que uno cambie. Si uno fue de esas personas que nació "no tan buena" (y eso va para los que no son sinceros consigo mismos ni con los demás, los que agreden con palabras innecesariamente para mostrarse superiores, los que toman una opinión por cierta, los que se creen más inteligentes que los demás, los que desprecian a los humildes, los prepotentes, los que dicen merecer algo que no merecen, los caprichosos, los envidiosos, los que no saben arreglar las cosas con el diálogo, los que no escuchan, los que quieren imponer, los que no saben valorar) y, me incluyo en el tándem porque todavía tengo muchos vicios, uno sabe que jamás va a dejar de ser esa persona que fue pero puede elegir dejarla de lado para ser bueno, por elección, que es mucho más difícil que ser bueno por naturaleza. En realidad, soy partidaria de la creencia que todos nacemos buenos y que el contacto con el ambiente nos corrompe. Pero es cierto que hay personas que no se dejaron corromper. Conclusiones:
  • Uno no puede negar quién es: puede no reconocerlo verbalmente, tal vez, no llegue a darse cuenta del todo, pero en el fondo, sabemos quiénes somos.
  • Si uno tuvo vicios, difícilmente logre evitar pensamientos viciados o corruptos: aunque evitemos manifestar un pensamiento, lo tenemos, no hay nada contra eso y eso es lo que nos hace "no tan buenos". Ejemplo: Monólogo interior: "Qué linda está Pepita, pero igualmente es una fachada: seguro que está re mal con el marido y lo intenta aparentar, o no, tal vez... ¿pero por qué me pongo a pensar en esto? Yo no tengo que pensar así, tengo que disfrutar el hecho de que Pepita esté tan linda y alegrarme, pero ¿por qué aunque lo pienso no lo siento así, carajo? Que está mal con el marido... bah! Dejá de buscar excusas, estás buscando excusas... Pero qué linda está Pepita, en serio" (dudo que la mente de una mujer pueda mantenerse en silencio)
  • Cuando nos reconocemos de verdad, terminamos por desilusionarnos. 
  • Cuando buscamos ser mejores personas y encontramos a alguien que siempre fue una buena persona, sentimos cierta envidia por no haber sido así desde siempre pero, igualmente, nos alegramos de buscar superarnos a nosotros mismos en vez de superar a los demás.
  • La buena persona de verdad tiene una luz en el rostro que es sanamente envidiable. ¡Es hermoso! ¡Claro que me gustaría irradiar luz!
  • Esto es lo que aprendí: sólo amar te hace mejor persona: olvidar resentimientos, rencores, pasado y posible futuro. Si amásemos todo alrededor, no tendríamos problemas. ¡¡¡Lo bueno es que sé que puedo amar!!!